lunes, 6 de julio de 2020

GREGORIA LA CUCA

GREGORIA CUCA



Fue una mañana de octubre cuando Gregoria Cuca salió de su nido, convertida inexplicablemente en un ser humano. Una brillante neblina se apagaba poco a poco mientras se alejaba de aquel lugar. Volteó a ver a su alrededor y vio que ya no era una cucaracha.

—¡Soy horrorosamente un ser humano! —exclamó sorprendida. Ya no tenía extremidades y se preguntó qué habría pasado. Su cuerpo aún estaba gelatinoso y sucio. Escondida en un bodegón abandonado, se movía desnuda hacia un guardarropa viejo.

Por un instante pensó que aquello era un mal sueño. Vio que tenía brazos, manos y piernas.

—¡No puede ser! —dijo de nuevo—. Esto es una pesadilla.

Intentó más de una vez convencerse que aquello no era real. Pero no fue así. De pronto sintió detrás de sus hombros una mano que le tocaba la espalda.

—¿Quién eres? —preguntó Gregoria.

—Soy Demetrio, acá me refugio. Durante años me he acostumbrado a vivir aquí. ¿De dónde vienes? —preguntó el hombre de barba blanca y decrépito.

—No sé, de pronto aparecí debajo de ese guardarropa —dijo Gregoria

-- ¡No puede ser! Estamos en una situación difícil, debemos de ser solidarios y cuidadoso en este lugar. 
Aquí Esperemos que la noche llegue para buscar vida.
-- Es lo que hacía en mi vieja vida. -- dijo Gregoria.
-- Pues aquí harás lo mismo con la diferencia que tendrás que trabajar como un pordiosero 

-- En mi vida pasada no tenía que hacer mucho, sólo esperaba que cayeran migajas de alimento y ya. -- dijo Gregoria. 
-- Acá vas a tener que pedir o robar para sobrevivir. Cuando no somos útiles a los demás, somos ignorados o desechados. Por eso somos invisibles, no existimos para nadie. Acá valemos por lo que tenemos y no por lo que somos. 
-- ¿Será? -- pregunta Gregoria. Antes no tenía ninguna importancia morir o vivir o ser una cucaracha, casi siempre estaba encerrada. Comer migajas era lo único que importaba, aunque sacarnos del juego se hacía aveces difícil. 
-- Acá seguirás siendo una cucaracha pero de dos patas -Dijo Demetrio. --Te sacan del juego ignorándote, sino te mata una enfermedad te mata el hambre o un semejante.Ven, asómate. Mira las calles, donde se batalla y se lucha, es la ley de la selva y sálvese quien pueda. 
-- Yo me regreso de donde vengo.  -- dijo Gregoria.
-- ¡Ja! y crees que vas a poder volver y ya. Así no mas  -- Eso es imposible.  Eso es como si yo quisiera regresar al vientre de mi madre y desaparecer de este mundo cruel y ya.
Mira, acá te mueres poco a poco, agonizas y sufres o te suicidad. No es como el sopapo que te llevas o el veneno rápido que te juntan y se acaba todo. Aquí la gente muere ya sea por hambre o por una enfermedad, con el culo para arriba igual que una cucaracha. .
-- Y yo que me quejaba  por no conseguir suficiente alimento aveces.
-- ¡Ja! pues ya ves ahora te vas a quejar de ser lo que eres, una don nadie y con el peor de los ingredientes:   el peso de saberlo todo con conciencia.

 Greogoria miraba por la ventana, pensando en el mundo que le esperaba. Por un rato se quedo viendo al rostro de Demetrio. 
Miraba que en su rostro había miedo, intriga y hambre. 
Ella estaba apenas pasible, recién salida de una hendija. Ella no se explicaba como se había convertido en un ser humano. 
Ahora el problema era como volver al lugar de origen y recuperar su vida pasada. 
Durante muchos días y noches Gregoria añoraba y se pasaba viendo el guardarropa para ver si volvía  la brillantez de aquella hendija. Odiaba estar en esa condición. Veía la hendija y le parecía que era mentira todo lo que le estaba pasando. Hasta que un día se atrevió a salir a la calle.
Vio tanta gente agitada en la ciudad, que corrían desesperada a su lugar de trabajo y otras que mendigaban entre los basureros, Aunque esto último no le molestaba mucho, pues ya tenía experiencia de su vida pasada, Gregoria no lo pensó más, dio la vuelta y se volvió a la bodega donde Demetrio  la esperaba con comida. Al ver aquella porción de alimento Gregoria con voz tenue dijo: -- Con pocas migajas tenía cuando era un insecto. Pero bueno me comeré esto y luego me dormiré, quizás mañana vuelva a ser una cucaracha de nuevo sin el peso de saber que un día fui humano y de tener este cuerpo horroroso. Ojalá mañana pueda volar de nuevo, como un insecto feliz, En ese mismo instante se le salio un pedo y dijo hasta esto tengo que sufrir de aguantarme mis propios pedos. Ojalá esto sea solo un mal recuerdo y mañana de nuevo, pueda volver a mi nido y no me castigue el destino de ser un humano más entre tantos.

Un día después de tantos decirse lo mismo, al terminar de hablar Gregoria con Demetrio, se quedo viendo fijamente hacia el guardarrropa, sintió algo caliente en su cuerpo, la hendija del guardarropa se encendía de nuevo, una luz intensa cubría el cuerpo de Gregoria. La habitación se iluminó toda. Demetrio miraba atónito aquel fenómeno, hasta cegarlo por un instante. Al abrir sus ojos de nuevo, vio como un hermoso insecto se deslizaba hacia la hendija del guardarropa. Su cuerpo se hecho hacia atrás. Hizo intentos de matarla Pero hubo algo que no permitió hacerlo. La hermosa cucaracha lo miraba de lejos con ojos triste. desde donde se perdía en la profundidad de la bodega. Cuando ya no la vio más y dio la vuelta, tropezó con una nota bajo sus pies,  donde le decía: -- Amigo Demetrio.  Es mejor vivir como una cucaracha, digna de vivir y morir, que ser 
horrorosamente humano.          


  
    
       

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