lunes, 24 de agosto de 2015

UMA: EL ESPEJO DE VENTANA




UMA: EL ESPEJO DE VENTANA

Nunca viví en el país de las maravillas ni fui Alicía, sumergiéndome en un espejo para ser feliz. Siempre viví y me ví en los espejos del río, donde podía ver mi rostro y sentirme bien.
Hasta que una noche fuimos sorprendido por unos soldados.  A mis padres apenas les dio tiempo de  escondernos en el retablo. Ellos fueron torturados y obligados a renunciar a la tierra que siempre habían amado y cultivado. Los hicieron firmar un documento, donde decía que renunciaban a sus bienes, pero no les basto con esto y prosiguieron a más. Yo me quede detrás del tablado, mientras mis dos hermanos salían huyendo, perdiéndose entre los arbusto de la montaña. Yo permanecí escondida mientras mi padres gritaban de dolor, los solados los azotaron amarrados a un tronco de lapacho. Yo permanecí callada hasta aguantar mi respiración. Los minutos se hicieron eternos y los pies me pesaban más que nunca para salir corriendo, lloré y me contuve por un instante hasta quedarme de rodilla muy cerquita de mi muerte. Mis padres dejaron de gritar y los sonidos de los látigos dejaron de oírse. Fue ahí cuando pensé que  moría. En ese momento los soldados se alejaron, sentí alivio. Así que aproveche huir de ahí y escapar de aquel infierno. En cuanto a mis dos hermanos  parecía que se lo había tragado la noche y la montaña. Cuando llegue a orillas del río se me apareció el señor Newén.  amigo de la familia de muchos años.
-- Lo siento mucho dijo el señor Newén, ya lo supe todo.
-- sí señor Newén, no me dio tiempo ni de enterrar a mis padres.
-- Lo sé Uma. Ya tus padres fueron enterrados por mi gente. Ya no se respeta nada, hoy la corrupción y el crimen están de la mano. La ley y la justicia ya no existen en nuestras tierras.
--Malditos perros han  han acabado casi con toda mi vida.
-- Resígnate Uma. Así es la vida.
No, señor, así no es la vida. Estos perros encontrarán su contra cara. Algún día. Mi desaliento encontrará su aliento y mi desgracia su gracia. La amnesia soló pertenece a los locos y a los inconscientes.
-- ¿Y qué vas hacer Uma? 
-- Nos han enseñado a padecer nuestro dolor, en ves de cambiarlo a olvidar el pasado y nuestra historia. Vemos nuestro futuro como repetición de nuestro pasado. Todo parece una amenaza y no una promesa de bienestar. Nos han reducido a la soledad al miedo y al hambre,
pero no me quedaré con mis brazos cruzados, la vida continua y un día será verdaderamente de día y el cielo no se arrastrará mas sobre el suelo y las culebras no volarán sobre él.
-- ¿Tienes esperanza Uma? 
-- No señor, tengo rabia y dos manos para construir un mundo más justo y en orden. El señor Newén chasqueó y dijo: ---bueno Uma te invito ir conmigo a la hacienda Los Cañales. 
-- Está bien señor --dije. 

Cuando llegamos a la hacienda de Los Cañales el señor Newen  me presentó a doña Ursula: una anciana muy bajita con greñas en su cabellera y con ojos de águila.
-- Hola hija, te ves mal.
-- Sí señora, estoy mal. Ya no tengo el río donde me veía ni a mis padres con los que era feliz.
-- Ven Uma,. Te enseñaré la ventana de la manipulación,  
donde el tiempo parece vaciarse de la historia y el espacio no reconocer la asombrosa diversidad de sus partes. Ven mira esta ventana. Esto es lo que nos uniformiza y nos emboba, algo que no se puede medir. No eres lo que tienes. --Nos han enseñado a contemplarnos en un sólo ojo de ventana o pantalla, este sólo refleja los valores de nuestros deseos, hasta dejar de ser nosotros. Desde ahí podemos ver las distintas músicas de la vida, sus colores y dolores: las mil y una manera de vivir y decir, creer y crear, comer, trabajar, bailar, jugar amar, sufrir y celebrar. Quien no tiene no es y quizás apena exista. 
Al terminar de hablar doña Ursula, vi como manipulaba aquel aparato con pantalla en blanco y negro. 
-- Ahora saca tus conclusiones --me dijo: --y agradezco que  hayas venido.
 Me abrazo y me dijo al oído muy bajito:  -- Sabes Uma, la vida debería de depender de algo más que la esperanza.  Me soltó con una sonrisa y di la vuelta, alcanzando ver la pantalla donde salía una voz que decía:
-- llame ya, la vivienda de su sueño la espera en consolidex. No se quede esperando detrás del espejo del río. Descubra un mundo al revés.
--No señor, me dije, no seré parte de este mundo al revés, seré siempre la misma en mi espejo de ventana. 
             
   







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