martes, 28 de febrero de 2017

EL LIBRO DE SAN CIPRIANO

MISTER FELIX Y EL LIBRO DE SAN CIPRIANO

 Era un hombre muy tranquilo, pero un día nos sorprendió a todos 
Con un cuchillo en la mano Mister Félix gritaba: - ¡Ahora si te mato pedorro! Su  mirada estaba desorbitada hacia al espejo, mientras sus manos empujaban el cuchillo en su abdomen. Las cosas caían alrededor, yo trataba de calmarlo, una enfermera lo agarró de los brazos. Nada parecía contenerlo, hasta que llego otro enfermero con una gigantesca jeringa para inyectarlo. Estaba muy lastimado, se había herido, haciéndose un tremendo agujero en la panza. En esos momentos todo mundo buscaba como ayudar. El doctor de turno le apretó el estomago y se oyó un estruendoso pedo, seguido de Una hediondez que se fue expandiendo, hasta ahuyentar algunos presentes.  Mister Félix gritaba a todo pulmón que quería morirse. 

Horas después se calmo y luego de un tiempo Mister Félix comía un plato de gallo pinto. Habían pasado muchos años antes que esto pasará. abriendo y cerrando la ventana de su habitación. La ventana daba a un patio hermoso de flores. 
Calvo y canoso y con mirada dura me decía:  - soy un hombre sin plata, sin ríata y sin hijo y en verdad ya no me importa nada.
Tenía en su mano un libro y un cuchillo de mesa que ocupaba como separador.
- ¿Mr Felix que es ese libro que tiene siempre bajo la almohada?  Pregunte. 
- Es el libro de la diablera dijo.
- ¿y que contiene? 
- Contiene todas las clases de diablos y magia que hay en está tierra. Cuando me dijo esto se me pararon los pelos y más cuando miré los tipos de demonios y ángeles que estaban estampado en el libro. Le dije que se lo iba llevar e l diablo por tener ese tipo de libro.
-- El diablo me va llevar ami si sigo en este infierno de lugar -dijo.

A la mañana siguiente vi a Mister Félix muy preocupado, viendo hacia el corredor que colindaba al patio. El corredor era un pasillo largo, donde atravesaba tres habitaciones hasta llegar a la cocina. 
--  ¿Mr Félix que tiene? Le pregunte.
- Anoche mire sombras y no pude dormir. Me asome por el agujero de la puerta que sale al patio y se vino una sombra caminando, era una sombra blanquecina que se arrastró hasta el final del pasillo.
- ¿Y que hizo usted? 
- Me recule hacia atrás y me impacto desde el otro lado de la puerta. Me fui a mi cama. Luego me volví y ya no estaba. Pero yo temblaba y me fui a costar de nuevo. - ¿No será por el libro que usted lee que lo persiguen las sombras? 
- Eso dicen pero creo que es esta maldita casa, donde todo apesta a muerte. Mira esa viejita como camina. Ayer la trajerón con dolor de artritis y mira ahora ya está más allá que acá. Todos aquí vivimos con una pata al otro lado, más allá que que acá.  Nuestros días están contados. Un día de esto todo acabará. La fila del destino es interminable, sólo que algunos se adelantan, como yo quisiera. 
- No se preocupe Mr Félix, usted va estar bien.
-  ¿Qué hay de todo su pasado Mr Felix, como llego hasta acá?
--llegue acá desgastado por los años y enfermo.
- Mi vida fue solo hacer dinero, tanto que no tenía tiempo ni para rascarme el trasero. Hice tanto dinero que me decían Rocque Félix. 
¿Y como hizo para hacer tanto dinero?
- Este libro me indicó como hacerlo para después perder todo en una apuesta, allí estaba todo el secreto de mi fortuna. Esto tenía un costo de tiempo que había que aprovecharlo. Pero no en esta calamidad en que estoy, sin plata y sin ríata y de feria lleno de moribundos. Si hubieras visto como se llevaban ayer al vecino de la  par, se fue orquestado en pedos con el culo afuera y embarrado, tanto era aquello que uno de los enfermero le dijo que salvara el alma porque su cuerpo ya estaba podrido. Los camilleros no hallaban como taparse las narices, en verdad te digo, no somos nada. Mira a a ese que va allí, va con la faja de tiro en la mano, parece que se le  acaba de caer del bozal y  va directo al baño, ir allí es como ir a un recordatorio de tumba. Acá todo está herrumbrado y hasta las camas huelan a tumbas. Sin embargo conozco a una persona que viene siempre todas las mañanas a visitarme muy contento a saludarme y es el más viejo de todos, en realidad parece de verdad muy feliz, se la pasa barriendo los corredores silbando a pesar que ayer se le murió su único hijo de un infarto. Que cosa cuando ya empezamos a vivir la vida de verdad, es cuando ya casi vamos de partida. De verdad te digo no somos nada. 
Hubo un un silencio, mire a Mr Félix , mirando hacia la ventana entonces dijo: - un día de estos ya no estaré más.
- Usted no se va morir Mr Félix. Me volvió a ver con unos ojos incrédulos y se volvió tranquilamente hacia la cama quedándose dormido con el libro bajo la almohada.

Luego de tres años no volví a ver Mr Félix, Me había ido del país,
por asuntos de negocios. Cuando volví a visitarlo, Mr felix leía su libro y tenía como separador el cuchillo de mesa siempre. Fue entonces cuando le dije: - vio Mister Félix, usted no se murió.
- No, pero un día de esto si me voy a morir. 
- usted no sabe eso Mister felix.
- Ni vos tampoco. Nadie sabe, nadie está seguro de su destino.
 - ¿Por qué piensa así, Mister Félix?
- Por que no me gusta engañarme, mientras el mundo parece seguro así que no te hagas el boludo conmigo.
 -Perdón Mr Félix no fue mi intención
- No te preocupes. Quiero que mañanas vengas temprano para darte mi libro de San Cipriano y lo lea 
- Okey Mr Félix que este bien nos vemos luego. 

Cuando volví a la mañana siguiente mister Félix estaba tendido en su cama. 
El libro de San Cipriano a un lado de su brazo izquierdo, me acerque  nervioso, abrí el libro y en su primera página había una nota que decía: 

"Dedicamos este libro al nuevo adepto a las ciencias ocultas.
Bajo la dedicatoria, aparecía una nota que rezaba:

" Declaro que este libro me ha enseñado la verdadera magia,
procurandome el dominio absoluto de todo el Universo" 

No lo creo me dije, sino fue así, tampoco en el más allá 
y me fui con el libro, pensando en sus sortilegios. 



  
  
-  



  




   
  
        

No hay comentarios:

Publicar un comentario