domingo, 7 de octubre de 2018

EL ÚLTIMO DÍA



EL ÚLTIMO DÍA DE MARTÍN 

Después de pensarlo tanto, Martín Sierra encontró una salida de emergencia. como un portal de su única esperanza.
-- No puedo más, --dijo -- estoy harto de todo esto.
 Se levanto, se bañó, se alistó y se fue a visitar a los familiares y amigos, incluyendo conocidos. Esta actitud extrañó mucho, pues era un hombre cayado que nunca se le notó dibujar una sonrisa en su rostro y tampoco había visitado nunca a nadie.Toda sus alegrías se concentraban en la bohemia y los boliches. Ese día. Martín fue amable y cordial, ofreciendo sus servicios a todos. Esto sorprendió bastante, pero nadie dijo nada. A sus hermanos les dijo que los quería mucho, pidiendo reconciliar cualquier riña que había tenido con ellos en el pasado. A sus padres y en especial a su madre la abrazó y le dio un beso en la frente, le dijo que la quería mucho y que cambiaría su actitud y que se olvidaría de la mujer que lo engañó una vez y que martirizó su vida. Su madre lo miro extrañada. Tan cambiado estaba que su madre le pregunto: - ¿tienes algún problema hijo? 
- No madre , no pasa nada. La volvió a besar y se dirigió hacia el jardín de la casa, cortó algunas flores y dejó ir dos canarios.

Luego puso un ramo de flores en la mesa de la habitación. Quiso escribir una carta pero decidió no hacerlo. sintió que su destino ya estaba escrito. Ya en solitario recordó su vida pasada y se dijo así mismo:
-- Nunca hice nada bueno por mi, No supe formar una familia, no me relacioné bien con los demás, no estudié ni fui a ninguna parte. No fui un buen hijo ni hermano, caminé siempre al filo de mi fracasos. Ya nada tiene sentido.
La tristeza se reflejaba en sus ojos. Una sonrisa con lágrimas abrazó su alma. Recordó todo lo bueno y malo de su vida, y se reclamó no haber tenido ni un sólo hijo. Las cartas estaban echada sobre la mesa. Había fracasado en sus sueños. Ya era bastante tarde, resignado acaricio a su perro, vio a su alrededor por última vez, buscó algo que lo sacará de la realidad, algo que valiera la pena y le diera paz, pero no fue así, respiró profundamente. empezaba a obscurecer, de pronto halló lo que buscaba, una soga para guindarse del cuello. La acarició como a su mascota y se dirigió a colgarse, tuvo miedo pero su miedo a seguir viviendo era más grande que morir y sin pensarlo se aseguro que la soga estuviera bien segura de la viga superior de la habitación. Soltó la silla y un estruendoso pedo se oyó  en toda la casa, asustando a los demás que dormían. Todos corrieron a ver que pasaba en la habitación de Martín, cuando llegaron Martín se balanceaba sin vida con la lengua afuera y su cuerpo aún flácido. Uno de sus hermano corrió a avisarle a los amigos y vecinos entre estos a su antigua mujer, cuando esta llegó ----dijo:
-- Cuánto valor para morir y cuanta  cobardía para vivir¡  Mientras un lamento de madre se escuchaba al fondo del pasillo: --¡Hijo mío tu fuiste siempre una paradoja. pero al fín te has liberado.
                             






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