miércoles, 18 de marzo de 2015

MALAYO Y LA PIEDRA BOCONA

MALAYO LANZA Y LA PIEDRA PARLANTE. 


 Cuentan que Malayo lanza, fue quien esculpió la piedra Bocona en una isla solitaria:
 La piedra parlante que tiene la forma de un ave, una cabeza semi circular con su parte superior aplanada, una boca grande y abierta que se prolonga en hueco hacia el interior de ella. Carece de cuello y su tórax es prominente. Fue trasladada en forma  misteriosa, para terminar como punto de referencia y de encuentro en su ciudad colonial: Granada Nicaragua. También dicen que por las noches de luna llena, la piedra parece charlar y susurrar entre las sombras y el silencio de la ciudad, como si Malayo Lanza, estuviera allí, burlándose del clero y sus creencias  y de los soldados de aquel tiempo. 
 En aquellos años, antes que la piedra fuera trasladada, Malayo Lanza le hizo un conjuro, pasando todo su energía a la piedra. Al morir Malayo, la piedra empezó a cambiar de color y de su hoyo en forma de boca salía un susurro. Decían que era la voz del indio Malayo quien fue perseguido por los españoles y por el clero de aquel tiempo.
Fue tan perseguido que tuvo que depositar su atención y energía en la piedra.



Durante veinte lunas llena Malayo le hizo el conjuro, hasta que un día ya viejo y cansado de ser perseguido, dejó su energía en la piedra para que esta guardará el secreto de su poder. 

Una de las grandes hazañas de Malayo, fue cuando el inquisidor Rodman estuvo apunto de capturarlo en su choza.
 y todo por no comulgar con las creencias católicas de aquel tiempo. Había vivido toda su vida, cultivando maíz y ayudando a los indígenas a curarse de sus males. Ese día Malayo no se escondió, sabía que el inquisidor llegaría por él.  
Rodman abrió la puerta a patadas, Malayo no se asusto, se quedó viendo fijo a sus ojos, este no le aparto la mirada, Rodman se puso frío, titubeo por un instante, inclino su cabeza, girándola hacia otro lado sin darse cuenta que Malayo estaba en su pura frente.
--¿Dónde está ese indio maldito y diabólico? --pregunto el inquisidor. 
--Aquí dijo una voz. Rodman se acerco miro el espejo y pegó un grito. -- ¡Santo Dios! --Dijo Rodman, saliendo como alma que se la llevara el diablo. Ese día Malayo río tanto que olvido hasta  la hediondez que había dejado el inquisidor, pues se había cagado en los pantalones. Hubieron quienes le preguntaron si lo que vio fue el mismísimo diablo. 
-- No miré el diablo decía Rodman, con tono nervioso --, vi un rostro petrificado con una enorme boca susurrándome. Después de este suceso Rodman no quiso ir más a la casa del indio Lanza,  pues este mandaba siempre a sus soldados a que lo atraparan, pero esto nunca sucedió, por que Malayo siempre se salía con la suya.
Los intentos fueron muchos,  y uno de los tanto fue cuando los soldados del inquisidor, llegaron con furia, vociferando contra Malayo. Pero estos al abrir la puerta les le dejó caer un balde de orina hediondo, de una conserva de muchos días. Malayo siempre estaba al acecho. Sabía ser un gran cazador y sabía cuando podía ser casado. Se trataba de ser impecable y duro. Desafiaba el orden estatal y religioso de aquella época, nada lo detenía para querer burlarse del inquisidor Rodman y el clero.
 Lo hacía en situaciones difíciles, que en un momento dado, decidió irse de este mundo antes que lo atraparan. Así que eligió el día y la hora en que tendría que irse.
Cuando Rodman decidió atraparlo con todas las tropas y el clero de aquella época ya Malayo había partido de este mundo, había dejando su legado a su hijo. Pero antes de esto,
Malayo llevó la piedra  hasta el rincón de su patio, donde la piedra y él, terminaron enterrados.
Cuando Rodman llego con su batallón y el clero no encontró nada
que pudiera ayudarle apresar a Malayo. 
Recordó el espejo donde se había asustado y cagado en los pantalones. Se animó  acercarse a él con miedo y sintió que el espejo lo acusaba y mientras más se acercaba a él, más culpable se sentía. No pudo más y dio la orden de salir rápido de aquel lugar. fue entonces cuando el clero le pregunto que había pasado.
-- el espejo  me hablo, pues de él emergió una boca oblonga y desmesurada.  Me dijo que era el ave que hablaba en silencio, un ave impasible, una cháchara de mi conciencia, una murmuración.
-- Como se te ocurre Rodman, que un espejo te hable.
--Te digo que si me hablo.
-- Bueno vamos que se hace tarde.
 A  la mañana siguiente Rodman y el Clero volvieron al patio trasero de la choza. Habían desenterrado la piedra sin encontrar el cuerpo de Malayo. Pero la piedra parecía susurrar algo desde su oblonga boca, a la vez que de ella emergía un humo que se desdibujaba con el viento.
-- es el viento dijo el Clero.
-- No dijo Rodman es la piedra, mira como vibra y susurra.
-- Lo que dices sólo está en tu mente Rodman.
-- No Mira, la piedra no tiene ojos sólo boca y aún así parece mirarme.
-- Mi modo que te mire sin ojos jaja.
Cuando Rodman y el clero se retiraron llevando consigo la piedra,
 el hijo de malayo les grito desde afuera y les dijo: --¡Sus conciencias no tendrán 
paz! Se petrificarán como esa piedra.
Al día siguiente encontraron al inquisidor muerto junto a la piedra y con su boca abierta. 
Mientras que el  Clero miraba la Piedra,  preguntándose por el origen de todo este misterio.
Recordó las palabras de Rodman: Es un ave impsible una cháchara de mi conciencia, una murmuración en el silencio.

El hijo de Malayo no se volvió a ver, despareció una noche de luna llena y la piedra después de estar en manos del Clero, anduvo de mano en mano, de un lugar a otro, dejando muertos con la boca abierta, hasta quedar fija en una esquina en la ciudad colonial de Granada Nicaraguas, Pero cuando murió el Clero en su tumba dejo un epitafio que decía:
--- Morir sin culpa, es descansar en paz. 
  
   
   
  

EL CONJURO


Piedra de Nahualapa ,
que cruje y canta,
 en las grávidas sombras de la noche.
Pájaro guijarro de Totolapa 
que grita y habla como una lapa.
Piedra de almas lunas y noches 
de mitotes, deja que mi alma 
descanse en la pétrea y eterna 
paz de los nahuales y que nadie 
nunca se atreva a interrumpir 
el descanso de mi espíritu,
para que no sufra la culpa
y la escalofriante


embestida del nahual...  




   

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