sábado, 8 de abril de 2017

EL OYENTE


EL OYENTE

Siempre pensé que nunca iría a parar a una cama de hospital. Mis borracheras con Memo eran de amaneceres y fiestas interminables, hasta que un día vomite la sangre. Ese día Memo me dijo riéndose 
a carcajadas que me quería como oyente y no como noticia.  


Los años pasaron. Me había salvado de un sangrado masivo, me habían operado, mejoré, deje de beber pero Memo siguió sus fiestas y sus borracheras.
Un día, me lo encontré con la cara roja y los brazos como un tomate, le pregunte que le pasaba y dijo que era una simple alergia.
Pero aún así, Memo siguió bebiendo, ya no se reía. Cada vez su rostro y sus brazos se hacían  más rojizo, hasta que un día su hermano mayor dijo que estaba muy enfermo y que no tenía dinero para hospitalizarlo. Además de ser un  extranjero y no tener documento. Le dije que iría a visitarlo pero nunca fui. Yo seguía con aquella frase en la cabeza: - te queremos como oyente y no como noticia.
 Su enfermedad era como la máscara de la muerte roja de Edgar Allan Poe. Las manchas color escarlata y sus rostro como un tomate me ahuyentaban. Padecía agudos dolores y desvanecimiento donde perdía la conciencia.  
Como vendedor callejero más de una vez se desvaneció en las calles. Una mañana cayó preso, se encontraba desmayado con apariencia de borracho y sin documento. Lo había dejado la mujer y ya no tenía donde vivir, se fue a vivir a una casa de habitación, donde luego fue echado y acusado  por abuso infantil. Se declaro inocente y salió libre, después de ese percance su vida siguió siendo un calvario.

Memo busco refugio en la casa de su hermano, quien le gritaba por orinarse en los pantalones. ya no tenía control sobre su vejiga y otros órganos de su cuerpo. Hablaba solo y perdía la noción del tiempo y el espacio. Luego su hermano termino echándolo de su casa. Fue a parar a la casa de su hermana mayor, donde le pasaba lo mismo con la diferencia que su hermana le tenía paciencia y comprensión. 

Un día se lo llevaron al hospital. Fui a  visitarlo,  cuando despertó  me miró, Vi que lloraba . Hizo un esfuerzo, se incorporó, prendiendo la radio que estaba a un lado de su cama. Al unisono oímos que  decía: - Radio noticiero del sur, donde te queremos como oyente y no como noticia. Te damos la bienvenida de un nuevo día. Mil saludos y felicidades para que se ría de su vida. 
Vi que Memo me miró con ojos asustados, entonces me apresuré y le dije al oído: -- No te preocupes que no serás noticia. Seguirás siendo un oyente que recordará la muerte.





de pronto  su rostro se puso más rojo Vi que convulsionaba, vomitando hasta el alma, la gente del hospital empezó a correr y a gritar, los doctores le sostenían la cabeza y los hombros para ponerle oxigeno. Mientras una enfermera lo inyectaba, Memo tiraba patadas por todo lado, como una mula loca, hasta oírse un estruendo seguido de una hediondez que tuve que salir de allí. Sus  hermanos esperaban afuera, sus ojos parecían decirme: -- dinos que paso,  pero yo no  di noticia de lo que pasaba, no dije nada. Me aleje de ahí 
y pensé que era un día para reírse de la vida.







  
     
   

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